El mito erótico de la Enfermera

Como bien sabemos, Florence Nightingale intentó por todos los medios arrancarle a la Enfermería su «mala fama» estableciendo una serie de requisitos morales para sus estudiantes. Florence intentaba «blanquear» el caracter de las enfermeras por que de esta forma ella pensaba que ganarían más prestigio social. De hecho, la razón de haber introducido la cofia al uniforme era poder distinguir a las enfermeras profesionales de las «prostitutas». En general muchos de sus esfuerzos estuvieron encaminados a promover una imagen de una enfermera que pudiera aristocratizar, es decir, que jóvenes de buena familia como ella pudieran ejercer sin cargar con el estigma tan negativo que se tenía. Qué sorpresa se llevaría Nightingale, si viera que hoy en pleno 2020, entre las formas sexistas con que se representa a la mujer en la publicidad y otros medios como el cine o la televisión, encontramos el uniforme blanco con el que tradicionalmente se nos identifica:

Disfraz de Enfermera

Y es que por machista y asquerosa que pudiera ser esta fantasía, si quedara adentro del dormitorio no me sería tan molesta. Pero cómo bien sabemos las feministas: LO PERSONAL ES POLÍTICO. Prueba de esto es, como nos lo cuenta Amparo Lozano en su trabajo «El mito erótico de la enfermera», en 2006 los médicos de un hospital, de un pequeño pueblo al noroeste de Rumanía, estaban cansados de los “aburridos” uniformes que usaban las enfermeras. Consideraban que la vestimenta como “fuera de moda” y exigían a la autoridad sanitaria, que les pusieran minifalda en el uniforme, opinando el Dr. Iulian Serban, autoridad médica local, que esa prenda sería la más elegante. Esto se repitió en 2008 en un hospital en Cadiz, en dónde bajo la presión de una sanción económica, se intentó obligar a las enfermeras a usar falda y delantal. Ellas llevaron a juicio a la administración del hospital en su legítima defensa de usar pantalones. Pueden leer aquí la nota. Un poco más recientemente, en 2012, un hospital sueco solicitaba en un anuncio «Enfermeras sexys y con buen humor» para trabajar, pueden leer la nota aquí también.

Es que es imposible negar que el estereotipo de lo femenino bajo el cual se encuentra cimentada «la mística» de nuestra profesión, está altamente ligado a la idea de que la Enfermera existe únicamente para complacer. Se sabe que los efectos de los estereotipos y sesgos que transmiten los medios de comunicación sobre las enfermeras son en gran medida responsables de la distorsionada imagen que la opinión pública tiene de nosotras.

¡Hola Enfermera! Animaniacs

Recordemos también que la historia de la Enfermería siempre la han escrito los hombres. A través de su mirada androcéntrica y machista en la que son el centro del universo, las enfermeras eran mujeres que cargaban con el estigma de que (aunque fuera parte de su labor) veían y tocaban cuerpos de hombres desnudos y desconocidos, lo cual a sus ojos convertía a las enfermeras en mujeres que disfrutaban e incluso, buscaban ese tipo de contacto a través de este trabajo. Para el pensamiento androcéntrico y machista este tipo de contacto carece de todo contexto profesional, si no que se relaciona con una supuesta atracción física que las enfermeras pudieran sentir hacia ellos. Lo impresionante es cómo este pensamiento, por más burdo y rudimentario que sea, ha sido trasladado al cine, a la música, a la publicidad, a todas partes. Luego entonces, lejos de ser profesionales, somos esto:

Soldado besa a Enfermera al terminar La Segunda Guerra Mundial en 1945. Ni siquiera la conocía.

Entender cómo funciona este pensamiento androcéntrico es crucial para desterrar estas representaciones en el imaginario popular. Los estereotipos y cánones machistas de lo que una mujer y por lo tanto una enfermera «debían ser» no han sido eliminados de la cultura popular. Y la gran consecuencia es que Enfermería no tiene el reconocimiento social que merece. Lo verdaderamente triste es que poco hemos hecho por modificar estos estereotipos por que están muy normalizados y arraigados en nuestra propio autoconcepto profesional. Tan es así que en 2010, se publicó en España un trabajo que intentaba describir las actitudes de los estudiantes de enfermería ante los estereotipos de la propia profesión. Los resultados fueron espeluznantes: sugerían evidencia en la persistencia de la imagen de la enfermera cómo: ángeles, vírgenes, objetos sexuales, meretrices o autoritarias.

Portada del disco Enema of the state de Blink 182, en 1999.

Por lo tanto creo que también tenemos que empezar a exigirle más a los medios de comunicación por qué son los que transmiten de forma implícita y explícita estos mensajes que ayudan a perpetuar estos estereotipos dañinos para nuestra imagen. Somos los profesionales los que tenemos la obligación de potenciar nuestra imagen pública, pero sobre todo, nuestra propia auto imagen , la manera en la que nos autoidentificamos como Enfermerxs.

Hay que hacer que la gente conozca que es lo que hacemos. Apropiarnos de esos medios de comunicación, utilizarlos para nuestro beneficio, empezar a contar nuestras propias historias para empezar a transmitir estereotipos diferentes, más acorde con la imagen de un profesional.

El mito erótico en la música:

Invierno del 92. El cuarteto de Nos. (2006)
Iba en la niebla con mi dilema
En el pulmón me salió un edema
Y con mi aspecto de calavera
Fui a que me viera una enfermera
Parecía que yo deliraba
Decía que era porque de fiebre volaba
volar, dije mirando un termo
El sueño de los hombres y los pájaros enfermos
Esa curandera rea
Que en una asamblea de la OEA
El hígado me dejó como paté
Porque me contagió con hepatitis b
Le descubrí a esa rastrera
Un muñeco vudú mío en la heladera
Le echaré más flama a la caldera
Otra perra traicionera.

Ya Eyaculé. Joaquin Sabina. (2003)
Vístete de enfermera, corazón,
que estoy malito.
Juégate un polvo al trivial del amor,
me llevas de ventaja dos quesitos.
No hace falta permiso
para rodar desnudos por el piso,
como dos sordomudos,
sin otro paraíso
que el que mi lengua invoca
a las puertas del cielo de tu boca…

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