Trucos para conquistar a una mujer

Mérida, Yucatán, a 10 de diciembre de 2021

¿Cómo conquistar a una mujer? Basta con colocar estas palabras en el buscador para que nos arroje infinidad de compilaciones de “trucos para atraer mujeres”, con títulos tan cosificantes y misóginos como: “30 tips para conquistarla y hacerla tuya”, “¿Cómo conquistar a una mujer? Guía completa paso a paso”, o “¿Cómo enamorar a una mujer en 10 pasos? 

Como si las mujeres fuéramos seres homogéneos con las mismas aspiraciones y necesidades. Como si todas fuéramos ilusas e impresionables y bastara con una “guía de 10 pasos” para que nos desbordemos de amor por el primero que se nos ponga enfrente y se atreva a aplicarla tal cual una receta de cocina.

Quizás toda esa industria que ofrece el santo grial para transformar a los hombres en machos alfa se iría a la ruina si se corriera el rumor de que lo que muchas de nosotras esperamos de una pareja es que nos traten como un igual, como seres humanos individuales con aspiraciones y necesidades, con deseos propios; no como simples receptáculos de atención masculina.

El problema con todas esas revistas y portales “masculinos” es que tienden a perpetuar el estereotipo de que las mujeres somos entes pasivos que existimos en función de los deseos de los hombres, y que estamos únicamente para aceptar los avances sexuales y/o románticos a los que siempre debemos reaccionar positivamente y considerarlos como un halago —jamás como acoso.

¿Y qué pasa cuando esta “Guía completa para hacerla tuya” no funciona? La educación socioemocional que recibieron la mayoría de los hombres no les permite hacer otra cosa más que frustrarse y quejarse abiertamente de cómo las mujeres “los ponemos en la friendzone”, y de cómo preferimos irnos con “tipos nefastos y desagradables” en vez de caer rendidas a sus pies por ser “amables” y “tratarnos bien”. 

Hasta aquí podría parecer algo inocente, un simple capricho de prepúberes y adolescentes, hasta que vemos hombres adultos expresar abiertamente su resentimiento contra las mujeres por haberlos rechazado, y cuya poca tolerancia a esta frustración tiene consecuencias fatales.

En 2014, Elliot Rodger, un joven de 22 años de la Universidad de California apuñaló a sus compañeros de cuarto y disparó en contra de varios estudiantes más, no sin antes subir un video a Youtube dejando claro su móvil: «Ustedes chicas nunca se han sentido atraídas hacia mí, no sé por qué pero las voy a castigar por eso”

Después de la masacre y en pleno enfrentamiento con la policía de California, Elliot tomó su arma y se quitó la vida en su auto. Pero dejó un manifiesto de 137 páginas, donde explicaba el origen de su odio hacia las mujeres: el rechazo de una niña cuando él tenía 11 años de edad. 

Lo más perturbador de esta historia es que cuatro años después de la masacre, Elliot fue prácticamente canonizado por los incels” (celibes involuntarios), una subcultura de odio contra las mujeres que abunda en internet, conformada por hombres que piensan que las mujeres les debemos sexo y que suelen culpar a las luchas feministas por su eterna virginidad.

La masacre de Elliot inspiró a Alek Minassian de 25 años para que en 2018  atropellara deliberadamente a un grupo de peatones en Toronto, Canadá, dejando un saldo de 10 muertos y cerca de 15 heridos; y en agosto de 2021, a Jake Davidson, un joven de 22 años que inició un tiroteo en el que murieron cinco personas, entre ellas su madre y una niña de tres años en Reino Unido.

El machismo puede ser cruel y destructivo para todos. En el caso de los hombres, los condiciona a esta idea de masculinidad en la que conquistar a muchas mujeres les da legitimidad como varones y los presiona desde muy jóvenes para hacerlo.

Desafortunadamente, quienes vivimos lo peor de esta expresión somos nosotras, porque se nos cosifica y reduce a simples objetos sexuales que hay que poseer y coleccionar como sea, y para eso se escriben manuales de cómo conquistar mujeres como si se tratara de hacer hot cakes; por eso Angela Davis decía que el feminismo es la idea radical de que las mujeres, somos personas.

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